Juliann y su oveja perdida

La historia de Juliann y sus amadas ovejas

En el encantador pueblo de Adjuntas, conocido como la "Suiza de Puerto Rico" por sus frescas temperaturas y extensos cafetales, vivía Juliann, una joven llena de determinación y dedicación. Este pueblo, con su rica historia cafetalera y su belleza natural, ofrecía un entorno ideal para que Juliann y Xavier construyeran un hogar lleno de amor y esfuerzo. Recién casada, Juliann recibió de Xavier un regalo especial: un pequeño cuartito de madera junto a su casa, construido con sus propias manos. Este espacio acogedor se convirtió en el corazón de su vida creativa, donde transformaba los sabores del campo en delicias únicas que enamoraban a toda la comunidad.

El amor y cuidado de todo su rebaño

El amor y cuidado de todo su rebaño

Cada mañana en el pueblo comenzaba con un concierto de sonidos, cuando las cien ovejas de Juliann esperaban impacientes su aparición. Sus balidos resonaban con energía, marcando el inicio de un nuevo día. En cuanto Juliann salía al patio, las ovejas la seguían emocionadas, acompañándola con entusiasmo hasta recibir sus alimentos. Este ritual diario era más que una simple rutina; era un intercambio de amor y confianza que fortalecía la conexión entre Juliann y su rebaño.

Después de haber comido los granos cuidadosamente seleccionados por Juliann, la joven ordeñaba a sus ovejas con ternura y dedicación. La leche fresca que obtenía cada día era la base de sus deliciosas creaciones, como quesos frescos y postres rellenos de sabor único.

El espacio donde nacen los sabores del corazón

El espacio donde nacen los sabores del corazón

El pequeño cuartito construido por Xavier era el corazón creativo del hogar. Allí, Juliann transformaba la leche de sus ovejas en quesos frescos que conquistaban el paladar de todo el pueblo. Entre sus especialidades, destacaban los quesitos, una delicia tradicional en Puerto Rico. Pero los de Juliann eran diferentes: los preparaba con leche de cabra y una receta secreta que incluía especias únicas que solo ella conocía. Su sabor era tan inigualable que las personas hacían largas filas en la plaza los fines de semana para poder probarlos. Algunos incluso decían que con cada mordida podían sentir la dedicación y el amor que Juliann ponía en sus creaciones.

Como Adjuntas es famoso por su tradición cafetera, Juliann también ayudaba a sus vecinos a vender café en la plaza. Sin embargo, lo que más destacaba eran los cafés que ella misma preparaba, utilizando ingredientes secretos que hacían cada taza extraordinaria. Los aromas del café, combinados con el sabor de sus quesos y postres, llenaban el ambiente de magia y tradición, convirtiendo su mesa de ventas en un rincón especial del mercado.

Juliann y sus postres en su mesa de ventas

La mesa de Juliann y el amor por su comunidad

Además de las filas que formaban sus clientes regulares, a Juliann le encantaba montar una mesita especial los fines de semana para vender sus delicias directamente en la plaza. Allí ofrecía con cariño sus quesos y postres frescos, acompañados de su inolvidable café. Pero su generosidad no se detenía en las ventas: si alguien no podía pagar, Juliann muchas veces ofrecía fiado o incluso regalaba sus productos, asegurándose de que todos tuvieran la oportunidad de disfrutar sus creaciones.

La gente del pueblo no solo la veía como una vendedora, sino como una amiga y parte integral de la comunidad. Su amor y bondad se reflejaban en cada gesto, convirtiendo esos momentos en el mercado en una experiencia cálida y familiar. Juliann no solo alimentaba el cuerpo con sus delicias, sino que también alimentaba el alma con su amabilidad y alegría.

La inquietante desaparición de Negrita

La inquietante desaparición de Negrita

Un día, mientras revisaba el patio después de una jornada de trabajo, Juliann notó que algo estaba mal: Negrita, su oveja más querida, no estaba en el rebaño. Aunque las demás estaban seguras en el corral, la ausencia de Negrita llenó de preocupación a Juliann. Decidida a encontrarla, salió al patio para preguntar a sus vecinos si alguien la había visto.

Doña Juanita, mientras guardaba los granos de café que había tostado al sol durante el día, comentó: “Juliann, creo que vi a Negrita caminando hacia el monte detrás del río.” Con esta información, Juliann no quiso esperar hasta el día siguiente y se dispuso a buscarla en ese mismo instante. Aunque la tarde ya estaba cayendo, su determinación era más fuerte que cualquier temor a la oscuridad.

El camino hacia Negrita

El camino hacia Negrita

Armada con una gran dosis de determinación, Juliann emprendió su camino hacia el monte. En su recorrido, se encontró con Don Rafa, quien regresaba cansado del mercado. Con rostro serio y voz preocupada, le aconsejó: “Juliann, camine con cuidado. Las lomas están húmedas y pueden ser peligrosas. Negrita estaba cerca del río, casi al final del sendero, pero tiene que caminar bastante para llegar hasta allá.”

Con cada paso, enfrentó lomas empinadas y cafetales que dificultaban su avance, mientras la luz comenzaba a desvanecerse con el atardecer. Bajó con cuidado por terrenos resbalosos, guiada por las indicaciones de Don Rafa, hasta que finalmente llegó cerca del río. Exhausta pero determinada, buscó entre los arbustos y las ramas caídas, y fue allí donde encontró a Negrita atrapada bajo las ramas de un árbol de guamá. La pequeña oveja temblaba de miedo, pero al ver a Juliann, su balido lleno de alivio resonó en el aire.

Con paciencia y delicadeza, Juliann liberó a Negrita y la cargó en brazos, sintiendo que cada paso de regreso al pueblo estaba lleno de gratitud y amor. “Negrita, no importa qué pase, siempre voy a estar aquí para ti,” le susurró con ternura mientras la llevaba de vuelta a casa.

Un regreso lleno de alegría y gratitud

Un regreso lleno de alegría y gratitud

En la plaza del pueblo, Xavier esperaba con ansiedad junto a varios amigos y vecinos. La noticia de la desaparición de Negrita y la búsqueda de Juliann había corrido rápidamente, y todos aguardaban noticias. El tiempo pasaba, y el nerviosismo de Xavier crecía. Justo cuando la noche empezaba a oscurecer completamente el cielo, un murmullo recorrió la plaza. En la distancia, se veía la luz de la linterna de Juliann.

Cuando Juliann apareció, cargando a Negrita en brazos, un fuerte grito de alegría resonó en la plaza. Xavier corrió hacia ella y la envolvió en un abrazo lleno de alivio y amor. La comunidad se unió en una celebración espontánea, compartiendo sonrisas, palabras de admiración y un profundo sentido de unión.

Un regreso lleno de alegría y gratitud

Juliann, aún con Negrita a su lado, invitó a todos a pasar al pequeño cuartito. Allí, sirvió café caliente y distribuyó algunos de sus quesitos y postres, agradeciendo a sus vecinos por el apoyo incondicional. Pero más importante aún, Juliann y Xavier decidieron terminar la noche con una oración conjunta, dando gracias a Dios por la bendición de encontrar a Negrita y por el amor y la fuerza de su comunidad. Las palabras de gratitud llenaron el aire, recordando a todos que, en los momentos más oscuros, la fe y el amor siempre iluminan el camino.

Maria y su oveja perdida

Reflexión sobre las parábolas

Las parábolas de Jesús son estupendas enseñanzas que Él nos regaló, especialmente para quienes escuchan y buscan entender el significado dentro del simbolismo. En esta historia, no pretendemos cambiar la enseñanza original, sino darle una divertida cara nueva al presentarla con personas de nuestras comunidades, que podemos imaginar mejor en nuestros propios entornos. Al conectar estas enseñanzas con elementos locales, como el cariño por nuestros pueblos y las tradiciones que forman parte de nuestras vidas, esperamos que la enseñanza sea leal a las palabras de Jesús y mantenga su profundidad espiritual y su capacidad de transformación.

Maria y su oveja perdida

Moraleja y enseñanza de Jesús

Esta historia refleja el mensaje de Jesús en la parábola de la oveja perdida. Jesús dijo: «Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve y saldrá a buscar la perdida hasta que la encuentre? Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa. Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”. De la misma manera, ¡hay más alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios que por noventa y nueve justos que no se extraviaron!» (Lucas 15:4-7).

La parábola nos enseña que cada vida tiene un valor único e incalculable. Así como el pastor deja las noventa y nueve para buscar a la oveja perdida, Juliann nos recuerda que el amor verdadero no abandona a nadie, sin importar las circunstancias. Este acto de buscar a Negrita simboliza cómo Dios, lleno de amor y misericordia, siempre está dispuesto a rescatarnos cuando estamos perdidos. La imagen del pastor cargando a la oveja en sus hombros refleja la alegría y la compasión de Dios al reencontrarse con quienes se han extraviado.

La celebración en la plaza también nos enseña que la restauración y la reconciliación son motivos de gran alegría. Jesús nos invita a vivir con compasión, reconociendo el impacto eterno de cada acto de amor y misericordia. En la alegría compartida entre Juliann, Xavier, y toda su comunidad, podemos ver un reflejo de la alegría celestial que ocurre cuando un corazón regresa a Dios.

Además, Jesús dijo: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10:11). Estas palabras nos muestran el sacrificio y el amor infinito de Jesús por cada uno de nosotros. Así como Juliann buscó a Negrita sin descanso, Jesús nos enseña que Dios está dispuesto a darlo todo por quienes están perdidos. Su rol como buen pastor no solo da seguridad y guía, sino también una esperanza eterna para vivir bajo su cuidado divino.

El acto de cargar a la oveja con alegría simboliza la compasión y el gozo de Jesús al reconectar con quienes regresan a su abrazo amoroso. En esta historia de Juliann y su comunidad, vemos un reflejo de esta enseñanza: la dedicación, el amor y la fe que transforman vidas. Tal como el buen pastor cuida de sus ovejas, también nosotros somos llamados a vivir con compasión hacia los demás, compartiendo el amor y la reconciliación de Dios en cada acto.


sobre el autor

Sobre nuestro autor

Bill García escribe con el alma de Puerto Rico, inspirado por su naturaleza, su música, su gente y su historia. En su retiro, encuentra alegría en escribir para quienes quieren conocer más sobre nuestra Isla del Encanto

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